martes, 11 de diciembre de 2012

60º Relato: Nuestra lactancia es cosa de tres

Si algo tenía claro cuando estaba embarazada es que quería dar de mamar a mi hija. Cuando Carmen nació, por cesárea ya que tuvo un par de bradicardias graves, se la dieron a su papi y me esperaron en la habitación. En cuanto llegué la pusieron sobre mí para que nos conociéramos y pude sentir como mi hija reptaba hasta mi pecho. Carmen tenía un instinto de succión muy marcado y yo no tenía pezón. La enfermera mandó a mi marido a por unas pezoneras y me estuvo ayudando a saber colocar a la nena. En diez minutos que tardé en tener las pezoneras, mi hija me había destrozado el pecho y lo tenía lleno de hematomas. Esa fue mi rutina: hematomas, grietas, sangrados, hipersensibilidad… Unido a la lactancia a demanda en la que Carmen podía pedir cada media hora, engancharse una hora… mi vida era monotema: la teta. Pero lo que lo agravaba era el hecho de falta de comprensión de la gente que me rodeaba, porque la LM es maravillosa y no entendían que para mí fuera algo horrible. Eso sí, nunca estuve sola: mi marido me apoyó en todo momento, ayudándome, consolándome, dando ideas, pero sobre todo aceptando mis decisiones sin juzgarme. A los dos meses me planteé que no podía más con la teta, y pensé en dejarlo, pero algo hizo que mejorara de dolor y continué. A los cuatro meses, seguía con los mismos problemas: hematomas, destrozo del tejido interno de la mama por la succión de mi hija, dolores y pinchazos incluso en reposo…. ¡No! Ya no podía más, no había disfrutado ni un solo día de la lactancia con mi hija, para mí eso era una simple forma de alimentación y sufrimiento por lo que decidí que había llegado a su fin, no iba a sufrir más. Acudí a la matrona del centro de salud, me dijo que si yo quería seguir con la LM que lo volviera a intentar, me ayudó, me dijo como ponerla, qué evitar, como tratar bien el pecho…. Me dijo todo lo que ya sabía pero me dio algo que no había tenido hasta ese momento, el reconocimiento de que lo estaba haciendo bien y de que la LM era algo duro y yo no era un caso aislado. No puedo decir que disfrutara a partir de ese momento, pero dejé de sufrir, que ya era bastante. Me incorporé al trabajo y opté por extraerme la leche para continuar con la LM, así que, otro engorro. Poco a poco, empecé a sentirme cómoda y puedo decir que a partir de los nueve meses empecé a disfrutar de la LM. Ha día de hoy (tenemos ya casi dos años) seguimos teteando juntos (la nena, papá y mamá) y tengo claro que la dejaremos cuando los tres creamos que es el momento, eso sí, es maravilloso ver esa carita con ese brillo en los ojos cuando toca la hora de la teti o ver como mi hija le da la teti a sus muñecos cuando cree que tienen hambre. Yo, que he renegado de la LM ahora puedo decir que tenemos una LM satisfactoria, eso sí, no he olvidado el dolor y sufrimiento pasado, pero unidos, hemos conseguido que sea algo precioso y pase a ser nuestro momento, en el que la nena se relaja, mami la acuna desconectando de lo que nos rodea y papi se encarga de que todo nuestro alrededor esté acorde a nuestros necesidades, disfrutando del momento.

jueves, 22 de noviembre de 2012

59º Relato: Martín, mi campeón!

Hola mi nombre es Judit y soy mamá de dos hijos: David de 4 años y Martín de 8 meses y os voy a contar nuestra historia. David, es hijo biológico y lo amamanté durante 9 meses. Martín, es adoptado, y llegó a nuestras vidas cuando apenas tenía dos meses. Nunca me planteé darle de mamar, aunque sí que había oído en alguna ocasión que otras mujeres que no habían gestado a sus hijos lo habían conseguido. Todo empezó un lunes de marzo en una sesión de la escuela de padres a la que asistía junto a mi bebé. Ese día presenté a todo el grupo a mi peque, que acababa de llegar a la familia hacía tan solo 4 días. La psicóloga que llevaba los grupos de padres, Yolanda González, me preguntó si había pensado en darle de mamar e inducir la lactancia. Yo no me había informado sobre esta posibilidad ya que la noticia de la asignación y el encuentro fue de un día para otro. Y pensé que no era viable. Yolanda, en cambio me habló de otras mujeres con bebés adoptados que lo habían conseguido y sembró en mí la semilla la posibilidad y me dio la motivación para hacerlo. Lo más importante es que Martín no hubiera perdido el instinto de succión ya que había estado alimentándose con biberón desde que nació, y en ese momento tenia dos meses y una semana. Preguntó en el grupo quién se ofrecía para ponérselo al pecho y comprobarlo y antes de que hubiera terminado de decirlo, varias mamás levantaron su mano dispuestas a hacerlo. Cristina, amiga y compañera del grupo, se lo puso y Martín se agarro a su pecho y se puso a mamar como si lo hubiera hecho toda su vida. Fue un momento mágico. No me lo podía creer. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y a la vez comencé a sudar. A varias de las personas que presenciamos ese momento se nos saltaron las lágrimas. Y yo al ver que era posible amamantar a mi bebé, ya me lo imagine en mi pecho y me invadió la emoción. Ese día comenzó nuestra aventura pero ahí no terminó la cosa pues alrededor de mi todo eran señales para que consiguiera mi objetivo. Al día siguiente, en la clase de yoga a la que asisto con otras mamás y sus bebés, acudió por primera vez una chica llamada Teresa a hacer una clase de prueba. Ella era IBCL (Consultora acreditada en lactancia materna) y al escuchar mi caso se ofreció a ayudarme. Todo me decía que tenía que intentarlo. Ya tenía a la persona de apoyo profesional y todo un grupo de amigas y madres para lo que hiciera falta. A la misma vez me llegaba el apoyo por diferentes vías todo nuestro alrededor se volcó en nosotros. Carmen Maria matrona de Benimament le dijo a Cristina mi amiga que fuera al taller de Betera ya que su matrona Lola tenía experiencia en relacctaciones y que me guiaría encantada en todo el proceso. Y a si fue, asistí junto a mis amigas, Conxin y Eva, al taller de lactancia de Bétera y allí, Lola su matrona, me dio todo el apoyo moral, profesional y todo lo que como persona me podía ofrecer. Me puse manos a la obra y seguí las indicaciones al pie de la letra. Me compre un relactador y empecé a darle los bibes a través de el y a estimularme con un sacaleches eléctrico doble cada 2-3 horas. También comencé con el tratamiento con galactogogos para estimular la subida de la leche. A los días aparecieron las primeras gotas de leche que fueron acompañadas de lágrimas de felicidad. Esa misma tarde pude compartir mi alegría con mis amigas Inma, Eva y Carolina que me estaban ofreciendo apoyo moral y compañía. Eso me dio mucha energía para poder seguir, ya que no estaba siendo fácil. Martín rechazaba el relactador y lloraba mucho durante las tomas. Yo tenía momentos de bajón en los que me planteaba si valía la pena lo que estaba haciendo pero con cada mensaje de apoyo y visitas que recibía de todas mis amigas, unido al apoyo profesional que estaba recibiendo, conseguían que me animara y no lo dejara. Yo estaba fuerte pero las necesitaba. Recibí el calor de una muy buena amiga y profesional, Eva, que con su técnica de sanación y equilibrio energético Sat Nam Rasayan, me aclaró que camino debía seguir. Todo fue mágico. Ese mismo día Martín se engancho al pecho de una manera plácida y tranquila y comenzó a mamar. ¡Qué emoción y felicidad! Nosotros seguíamos asistiendo a los talleres de Bétera junto con Carolina y Vega para coger energía de esa manada de madres empoderadas y que te nutren con toda su sabiduría. Me ayudo mucho el relajarme y estar con mi peque piel con piel y día a día, cada paso era un logro y una motivación para continuar. Hay algo que también guardo en mi corazón de una manera especial de ese tiempo. Durante cuatro meses, Empar, una mama de Volem Creixer, fue madre de leche de mi hijo. Ella acababa de dar a luz a Marcel y me ofreció poder compartir su lactancia con mi peque. Eso es un regalo que se lo agradeceré toda mi vida. Dar de mamar es el mejor regalo que mi bebe y yo nos hemos podido hacer para que se pudiera crear el vinculo entre él y yo. Esa unión entre una madre y un hijo que solo nosotras sabemos cuando existe a través de sus miradas y sus caricias. Hoy en día estamos con lactancia mixta y Martín mama en cada toma y cuando le apetece pide el pecho para dormirse y calmarse. Verdaderamente es lo más precioso que nos ha podido pasar. Agradezco todos los días la felicidad recibida. Gracias de corazón A mi campeón, mi hijo, mi guía, mi maestro. A ti Martín. A mi marido Oscar y mi hijo David A Yolanda, Teresa, Lola y a las mamas del taller de lactancia Les Alfabegues. Y muy especialmente a mis chicas de Volem Creixer y a Conxin. Sin todos vosotros no lo habríamos conseguido. Martín y Judit

lunes, 1 de octubre de 2012

58º Relato: Hasta que ya no quieras más

Casi dos meses en el hospital, de reposo, esperando, deseando, intentando que aguantases en mi vientre lo máximo posible, y aún así llegaste antes de tiempo, con prisa, de 34 semanas y un parto exprés....Tan rápido que no te dejaron en mi pecho nada más nacer -prematuro, a incubadora-, tardé en volver a verte horas que se hicieron eternas...Me quitaron una parte de mí sin más explicaciones. Doy las gracias a una enfermera que me llevó a la sala de lactancia y me enseñó a usar el sacaleches. Gracias a él pude darte calostro, aunque fue con una sonda. Tu padre cuidó de ti, te acompañó hasta que no le dejaron hacerlo más, pendiente de tí, pendiente de mí, arriba y abajo en las plantas del hospital. Tus dos primeros días de vida los tengo un poco borrosos, no sé cómo llegué a verte, no sé cuándo fue la primera vez que te puse a mi pecho, pero sí recuerdo aquella hermosa sensación de darte lo mejor de mí. Sé que antes de mi pecho ya te habían dado leche artificial con una sonda y más tarde, incluso cuando te dábamos de comer cada tres horas (“dale primero el biberón, tiene que coger peso”). Estuviste allí nueve días y allí tomaste un montón de biberones, la mayoría de ellos de mi leche, pero al llegar a casa, teta, teta y nada más que teta. Tuvimos dificultades, dos mastitis, infecciones, la vuelta al trabajo, también mucha ayuda -tus tíos y abuelos, tu prima Carmela, amigos, las Madres de la Leche y más...-, pero aún hoy me parece casi milagroso que ya tengas casi 11 meses y hayamos llegado hasta aquí y sigamos. Y seguiremos hasta que ya no quieras más.

lunes, 3 de septiembre de 2012

57º Relato: Cuando Iris nació

Cuando Iris nació, tenía bastante público esperándola. Mi pareja estuvo junto a mí en el parto, y en la sala de espera estaban mi madre, mi suegra y mi cuñada. Nada más nacer la pusieron sobre mí, mientras yo expulsaba la placenta y recogían, y antes de irse un matrona (no está mal escrito, era hombre) comprobó que yo tenía calostro y ayudó a mi niña a cogerse al pecho. Nos dejaron a los 3 solos bastante tiempo, creo que unas 2 horas. Luego a la habitación y a conocer a la familia. Más tarde mi madre me comentó que mi suegra le había propuesto pedir un biberón a las enfermeras para dárselo a la niña. Por suerte mi madre ya conocía mis intenciones de lactancia materna exclusiva. Además de que el Hospital Costa del Sol tiene el reconocimiento de IHAN, y confío en que se lo hubieran negado. Ya en casa Iris lloró los 3 primeros días, hasta que me subió la leche y se me pusieron los pechos como balones. Justo ese día teníamos matrona para la prueba del talón. Me recomendó sacarme un poco de leche, porque estaban demasiado llenos, y me corrigió la postura. Y salvo algo de escozor los primeros días (supongo que por la sensibilidad de los pezones) que solucioné con Purelan, todo perfecto. Mi madre se quedó las primeras semanas con nosotros, y si os lleváis bien con vuestra madre os lo recomiendo. Me hacía las comidas, limpiaba, y me acompañó a la primera reunión del grupo de lactancia. Salió de allí más convencida que yo de lo buena que es la teta, ella que sólo pudo darnos 3 meses de pecho por las presiones de su época (cuando llorábamos mis hermanos y yo le decían que era hambre, y empezó con los biberones pensando que su leche no bastaba). La peor parte vino pasando unos días en el pueblo de mi novio. Comentarios de mi suegra: - Si la niña lloraba: “Esa niña llora porque no come bien.” Claro, seguro que no es porque quiere estar con su madre, porque tiene sueño, porque se ha hecho caca… - Si la niña movía la boca y la lengua y yo decía que le iba a poner la teta: “Esa niña lo que quiere es un chupete.” Claro, los seres humanos nacen con la necesidad de tener un trozo de goma en la boca, no la teta de su madre. - Si estábamos de paseo por el pueblo y la niña quería teta: “¿Aquí te vas a sacar la teta?” Aquí y donde haga falta, o explícale tú a un bebé de un mes que se aguante el hambre hasta volver a casa. Que además si alguien va a mirarme para ver una teta más le vale buscar páginas guarras por internet, porque con el sujetador de lactancia no se ve nada. Con 4 meses empezó la guardería, yo iba en mi hora de lactancia y aparte me sacaba leche para la siguiente toma, pedí reducción de jornada y paso todas las tardes con ella. Y el tiempo ha ido pasando, ahora Iris tiene casi 8 meses, empieza a probar comidas pero sigue prefiriendo la teta de mamá, de hecho su primera palabra hace unas semanas fue “teta”. Y mi suegra ve a su nieta tan bien, tan sana, sonriente y feliz que ya no se entromete en nuestra forma de criarla, y ahora echo de menos un poquito aquellas “peleas” suegra-nuera… Y a todo el que me dice que hasta cuándo le voy a dar el pecho le respondo que hasta que tenga 7 años. Así tengo otro ratito de pelea. PD: Tengo leche congelada porque me saco más de la que Iris necesita, he dejado mensajes en varias webs, y aprovecho a comentarlo también aquí. Si alguien necesita leche materna, que se ponga en contacto conmigo a través de Besos y Brazos.

viernes, 31 de agosto de 2012

56º Relato: La teta y Martina

Martina cumplirá 9 meses la semana que viene, hace 3 meses de mi reincorporación al trabajo y QUIERO DAR LAS GRACIAS a todos esos angelitos de la guarda que nos han estado asesorando y apoyando a lo largo de este camino. Martina, Juan Carlos, Silvana, Rocío, Alba, Carmen Gloria, Silvia y Mónica, Paloma, Vanesa, Virginia, Juan Miguel y todo su equipo. Cuando hablo de lactancia siempre digo que hemos tenido mucha suerte porque hemos tenido acceso a información y apoyo desde el principio, creo que esas son las claves del éxito. Resulta muy triste ver a mujeres abandonar la lactancia por falta de información, mujeres que te cuentan que no han podido porque "no tenían leche" o "su leche no alimentaba" o "tenía que reincorporarme al trabajo". Mujeres que simplemente no lo intentan porque imaginan que es una experiencia dura y no van a ser capaces. Lo veo día tras día en mujeres que quieren pero creen que no pueden. Tuve un parto difícil que acabó en cesárea, tardé más de 6 horas en conocer a mi bebé, 6 horas de susto y miedo en las que no paré de llorar. Cuando me la dieron ya había tomado biberones, le costaba engancharse y succionar, además yo estaba recién operada y no me podía mover para facilitar las cosas. Entonces cerré los ojos y recordé a Silvia, la profesora de lactancia que tuvimos en Más Natural "no os preocupéis, TODAS podéis" "tanto vosotras como los bebés estáis aprendiendo, tened paciencia". Martina se desesperaba mucho y lloraba, yo me ponía nerviosa, pero siempre le repetía lo mismo, mi niña, estamos aprendiendo, tú chupa que yo te prometo que de ahí va a salir leche. Estas palabras nos tranquilizaban, y no sólo eso sino que resultaron ser totalmente ciertas. Superado el primer miedo: a no "tener leche" y a "no poder hacerlo" aparecieron las temidas grietas en los pezones al segundo día de dar a luz, entonces nuestro segundo ángel de la guarda se reencarnó en Silvana, amiga de la infancia y madre de tres hijos. Ella no pudo dar el pecho a su primer hijo por culpa de las grietas, pero de esa mala experiencia aprendió para los siguientes hijos y de paso para ayudarme a mí. Apareció en la habitación del hospital, muy preocupada con un bote de Purelan en la mano. Me ayudó a encontrar la postura adecuada, me enseñó a estimular a Martina cuando no era capaz de engancharse dos minutos sin quedarse dormida, con mucho amor y mucho cariño nos dio las claves para comenzar con buen pie la que iba a ser una historia maravillosa de lactancia. Así fuimos creciendo juntos como familia los tres, Martina, Juan Carlos y yo. Dormíamos muy poco, se me juntaba una toma con otra, Juan Carlos se hizo experto en sacarle los gases después de las tomas y prepararme la comida para poder recuperar fuerzas, las hormonas hicieron su papel manteniéndome despierta cuando físicamente parecía que no podía más. Buscamos ayuda, fuimos a un curso de posparto en Más Natural y aprendimos y disfrutamos de cada segundo. En las clases de pos-parto tuvimos otro ángel de profesora, Carmen Gloria, fue (y es) maestra, matrona y amiga. Convirtió las clases en una reunión de amigas, quedábamos a comer todos los jueves compartiendo experiencias y acompañándonos, criando a nuestros bebés en compañía, en comunidad. Eran tardes mágicas, una increíble forma de disfrutar de la baja por maternidad. Y llegaron los cólicos y las noches sin dormir, y descubrimos el poder de la homeopatía, la magia de la teta, del piel con piel y la marsupi de Alba. Siguiendo las recomendaciones del hospital y de nuestra pediatra manteníamos una alimentación con horarios, cada tres horas, nos metieron miedo en el cuerpo hablándonos de hipoglucemias ... hasta que apareció de nuevo un ángel de la guarda llamado Rocío, otra amiga de la infancia, madre de dos niñas y enfermera de neonatos en Italia. Ella fue quien me convenció definitivamente de la teta a demanda y fue una verdadera liberación tanto para Martina como para mí. A los cuatro meses la pediatra de la seguridad social nos recomendó la introducción de los cereales, y a las dos semanas la introducción del gluten!!! Aquí fue fundamental la aparición de un nuevo ángel de la guarda, Paloma Montón, de la Cocinita de Chamberí. Ella nos tranquilizó, nos animó a esperar para introducir alimentos y nos proporcionó información sobre este tema. Y llegó el momento de mi reincorporación al trabajo, intentando que esto no afectara mucho a nuestra lactancia asistí a una reunión de multilacta con Vanesa Ibarrola, de nuevo un ángel de la guarda que nos ha venido acompañando estos meses. Vanesa nos habló del colecho, de la extracción de leche en la oficina y nos dejó su contacto para cualquier duda. Lo mejor de esta etapa fue el colecho y la lactancia, al llegar a casa, después de 8 horas fuera lo primero que hacía era ponerme a Martina al pecho y sentía que recuperaba, en pocos minutos todo el tiempo que pasaba fuera. El colecho también ayudó mucho en este sentido. Parece raro pero a los 7 meses apareció una mastitis, por lo visto pudo ser por las bacterias que tenía Martina en la boca a causa de la aparición de los primeros dientes. Fue entonces cuando otro ángel de la guarda hizo de las suyas, Juan Miguel Rodríguez y sus maravillosos probióticos. Pero llegó un punto donde realmente vi peligrar de verdad la lactancia, los MORDISCOS. De nuevo gracias a los consejos de todas las madres (Rocío, Mar, Vanesa Ibarrola, Paloma Montón, Flora la mamá del parque, las mamás de la piscina...) por contarme vuestras experiencias y darme paciencia y confianza para explicarle a Martina que eso NO se hace, creo que fue un poco más persistente que todos vuestros hijos juntos, pero al final lo conseguimos. La semana pasada, con 8 meses empezamos la guardería y no ha tardado mucho en coger un virus, ha estado unos días con gastroenteritis, vomitando y con diarrea sin querer comer NADA ni beber suero ni nada. Bendita teta que sí quería, lo tranquila que puede estar cualquier madre así sabiendo que todas las necesidades de hidratación y nutricionales están cubiertas, Gracias Virginia Ruiperez por todo lo que nos has enseñado, de nuevo la información ha sido fuente de tranquilidad. Dar el pecho es una decisión muy personal, si escogéis este camino os animo a buscar y encontrar a vuestros ángeles de la guarda, no tenéis más que pedir ayuda y mirar a vuestro alrededor. ¡¡¡Feliz lactancia a todas las familias!!! ... unos meses después, Martina ha cumplido un año y mantenemos la lactancia. Ahora todo es muchísimo más fácil: mi cuerpo está adaptado y Martina come de todo y le basta con tenerme cerca para tener sus necesidades cubiertas en todo momento. Que se nos echa encima la hora de comer y nos pilla en la calle, pues una galleta y un poco de teta y ya no tenemos prisa por prepararle la comida. Que estamos en el parque y se da un buen golpe, pues un poco de teta y nos olvidamos del disgusto en el momento. Que le molesta la boca porque le están saliendo los dientes, pues teta teta y más teta que le cura todos los dolores y nos podemos olvidar del famoso apiretal. Parece mentira que cuanto más fácil y más bonita se va haciendo la lactancia nos topamos con bastante incomprensión social y opiniones indiscretas. Parece que a la gente le afecta en algo que mi hija y yo nos sintamos felices con esta situación y deseemos alargar la lactancia lo que se nos antoje. Ante la pregunta ¿hasta cuánto piensas seguir con la lactancia? siempre sonrío y contesto que no sé, ya iremos viendo... aunque en algunas ocasiones me encantaría contestar un ¡y a ti que te importa!

viernes, 6 de julio de 2012

55º Relato: Barra Libre

Cas nació en el Montepríncipe, donde polulaban ineptos, apresurados y maliciosos. Yo, como buena niñita obediente, me callé, pujé cuando me dijeron, y esperé a que viniera la enfermera a enseñarme a dar de mamar, porque eso me había dicho. ¿Y quién era yo para sentir distinto? Lucas, ni bien lo dejaron de protocolear en el paritorio y se dignaron a dármelo, envuelto en una rígida tela verde, empezó a buscar el pecho. Pero yo estaba tumbada, en una camilla en el medio del pasillo, y no quería que me retaran por sacar teta en un lugar tan pulcro. ¿Y si encima lo hacía mal? Cuando vino la enfermera me manoseó un poco, movió la cabeza de Lucas como si no fuera parte de un cuerpo, me dijo que necesitaba pezoneras y se fue. Por suerte, lo único que necesitaba Cas era acceso. Él solito supo hacer todo el resto. Por más suerte aún, en la clase de preparación al parto nos habían explicado que después de cada toma había que lavar los pezones, secar con gasita y ponernos Purelán. Con lo cual, cada toma requería un sinfín de trámites destinados a nada.Pero, nuevamente, Lucas, en su infinita sabiduría, persistió. Me disculpó esas pequeñas pavadas, al igual que cuando quería pecho de noche y yo prendía la luz, me sentaba en la cama, le cambiaba el pañal, le daba del otro lado, le quitaba los gases y lo dejaba en su cunita. Estaba al lado de nuestra cama, pero me dolía dejarlo como si estuviera en otro hemisferio. Pero cada vez que lo veía en la cuna mi vieja me felicitaba, que descanso para vos, no?, que independencia, que bueno que se acostumbre a estar tranquilo. Yo, chiquita educada, quería muchas estrellitas doradas, así que a la cuna iba mi hijo. Poco a poco Cas nos fue mostrando que dar el pecho tumbada, dormida y abrazados es tan lindo... que en la camita los tres estamos tan calentitos. De a poco, fuimos aprendiendo a escucharlo. Al año vino el destete. Una amiga mía tenía a su madre de visita: Ya te toca destetarlo, no? Mi hija le dio hasta el año, y Lucas ya tiene casi un añito, no, nena? (Y a mí qué carajo me importa lo que hizo tu hija!?). Pero igual, ante el mandato social, destetamos. Fue lento y con amor, y la verdad, yo quería sentarme solita en la terraza de nuestro piso, fumarme un cigarrillo, tomar una cerveza y vivir la vida loca. Era una libertad ansiosa, pero la necesité. Cuando nació Gaspichus, se encontró con una mamá y un papá más formaditos. Tiene dos años y sigue tomando pecho con tanto placer, que no me imagino cuándo lo dejará. Soy experta tetaedora: le he dado pecho en el fular mientras jugaba al fútbol con Lucas, en esos primeros meses cuando tener dos hijos era un reto de supervivencia diario. Le he dado pecho metidito en la Ergo, en la aerosilla, subiendo a la nieve para que Lucas y supapá se tiraran de culopatín. Gaspichus habla por teléfono con su abuela, quien también ha sabido aprender mucho, mientras toma pecho. Cuando tuve una infección, me quité Bactrobán con una servilleta del bar y le dí pecho. A su primita le pareció una idea genial, así que le trajo otra servilleta a su mamá, que no tenía Bactrobán pero para ver si de espabilaba un poco y también sacaba teta. Sacó. Las hermanas ahí lactando hasta que ellos se aburrieron y siguieron trepando y corriendo. Cuando Lucas se lastima, un chorrito de leche lo cura todo. El otro día se golpeó el labio, y al probar la leche le pareció tan dulce que quería más. Pero como ya se le ha ido el instinto de succión (tiene 4 años y no toma desde el año, pero me dió una penita comprobarlo!!) se trajo un vaso. Y otro para el hermano. Apretaban y sacaban un buen chorro, y a carcajadas se lo tomaban de sus vasitos. Gaspichus, ¿te sirvo? dijo Cas, como si yo fuera un barril. En vez de cerveza, leche.

jueves, 5 de julio de 2012

54º Relato: El Regalo Mas Grande

El 26 de Abril del 2011 nació mi segundo hijo, Marc. Tras un embarazo preparándome para un parto natural, a las 37 semanas decidió ver el mundo, llegaba con la cabecita de lado, y me practicaron una cesárea de urgencia. Después de separarnos dos largas horas pude abrazarlo, besarlo... Y lo más importante... acercarlo a mi pecho. Estaba dormido, en el regazo de su papa, pero al acercarlo a mi siguió su instinto, acercó su cabecita y abrió la boca. Ahí empezó nuestro gran viaje, la lactancia materna... La vuelta a casa fue más fácil de lo que pensamos. Marc se cogía cada día mejor, sin grietas, sin dolores. Le dí a demanda desde el primer día, a los 6 meses le introducimos la alimentación complementaria, pero siempre primero su tetita. A los 5 meses volví al trabajo, y nada me impidió seguir amamantando a mi niño. Y así seguimos, con casi 14 meses. Primero la teti, luego la comida. Come de todo, se pasa la noche mamando, duerme en nuestra camita, y espero q así sea durante mucho más tiempo... He de decir que nunca había imaginado llegar tan lejos con las lactancias de mis hijos. Mi niña se destetó con 25 meses, y el mismo camino deseo y espero que siga su hermano.... Gracias mis niños, por dejarme daros el regalo mas grande.

viernes, 22 de junio de 2012

53º Relato: Demasiada Leche

Durante mi embarazo siempre pensé en que iba dar de mamar a mi bebe, sin embargo no era un tema que me preocupara mucho, en el curso de preparación nos habían dicho que mientras colocaras a bebe en una posición adecuada no tiene porque doler, y pensé va ser fácil, y no fue así para nada!!! Desde la primera hora de nacimiento la coloque en mi pecho, y lo agarro perfectamente, según la enfermera tenía suficiente calostro y durante la primera noche en el hospital, paso comiendo a cada rato, ya el primer día yo sentía un ardor en mi pezón que pensé que era normal, al tiempo me di cuenta que no era normal , la lactancia no tiene porque doler ,y ahí empezó mi calvario; mis pezones estaban agrietados, el dolor era insoportable y mi bebe comía cada 3 horas como un relojito puntual y yo no quería ni que se despertara , solo pensar que se acercaba la hora de comer, se me salían las lagrima, el dolor era insoportable y por más que intentaba cambiar de posición el dolor no desaparecía, cada vez que la ponía al pecho, yo lloraba desesperada del dolor. Amigas y vecinas me decía que ese dolor duraba solo 2 o 3 semanas pero mis pezones no mejoraban, y además me sucedía que mi bebe pegada al pecho y de pronto se tiraba para atrás y se ponía muy brava, y más me lastimaba, yo intentaba ponerla de nuevo al pecho pero ella está muy enojada... yo no entendía por qué, si sería que no le gustaba mi leche o algo le dolía? Al mes de nacida mi bebe como mis pezones no mejoraban, me recomendaron ir donde una asesora de lactancia, me enseno varias técnicas y descubrió que yo tenía reflejo de la salida de leche hiperactivo, por eso mi bebe se tiraba para atrás, no le gustaba que la leche le saliera con tanta presión y en cantidades tan grandes. Además el frio del clima hacia que me dolieran mas y me daban fiebres, posiblemente tenía una candiasis y por eso no sanaba. Lo seguimos intentando con las nuevas técnicas, la que mejor me funcionaba era la de yo acostaba boca arriba con mi bebe encima, así por la gravedad la leche no saldría disparada, pero no mejorábamos. Empecé a pensar si suspender la lactancia, y hablaba con mi esposo si mejor le dábamos formula, así no me lastimaba y así ella no tenia porque enojarse y comería tranquila, pero me daba lástima porque yo producía mucha leche y quería que mi bebe aprovechara eso. En fin, así pase 2 meses enteros en que cada vez que daba pecho a mi bebe, me quería morir de dolor. Cuando el dolor en mi pezones empezó a mejorar, aun tenía el problema del reflejo hiperactivo de la leche, la bebe se enojaba mucho porque le salía mucha leche y entonces hacia huelgas de hambre, y por varias horas no quería comer más. Ella se separaba de la teta y me quedaba el chorro y mojaba de leche todo lo que estaba a mi alrededor: toda mi ropa, cama, sillones estaban llenos de leche. Yo me estaba cansando del dolor, de los berrinches de mi bebe y de los regueros de leche por todas partes, pero quería que mi bebe disfrutara de la lactancia con lo que seguía insistiendo. Me decían que ella se acostumbraría a tragar así, y que entre más grande iba a poder comer mejor, pero no, mi pobre bebe cada vez que quería comer eran unos nos berrinches porque no podía con tanta de leche. Ella no disfrutaba sus momentos con la teta. Entonces se me ocurrió usar el sacaleches, y sacarme la leche hasta de que viniera la bajada de leche y una vez que pasaba el chorro ya ponía mi bebe a la teta y comía tranquilamente, sin atragantamientos ni interrupciones. Así es que seguí haciendo eso… cada vez que mi bebe comía, debía antes sacarme la leche para evitarle molestias, esa leche que me sacaba se la regalaba a una bebe que la mama no le dio el pecho. Todos me decían porque se complica, dale el chupón, pero yo me acostumbre a este modo de vida. Hoy mi bebe tiene 8 meses y seguimos disfrutando de la lactancia, aun tengo que sacarme la leche antes para no molestarla con la presión de leche, orgullosamente puedo decir que nunca ha tomado formula. Hace un mes, regresé al trabajo y me saco leche para que le den durante el día, antes de irme para el trabajo come teta, y cuando regreso del trabajo también, y los fines de semana come a libre demanda. Es una bebe sana y feliz. Con lo que me ha costado llegar hasta aquí, espero seguir dándole por muchos meses más :D.

martes, 19 de junio de 2012

52º Relato: Esperanza

Y aquí estoy en la sala de neonatos con Albar, mi pequeño bebé. Sobre mi pecho, piel con piel noto su respiración rápida y delicada. Su carita relajada me da un poco de tranquilidad… En mi pensamiento se agolpan imágenes de lo sucedido semanas atrás y una lluvia de razones, explicaciones y justificaciones, las acompañan. Me pierdo. Nada me vale, nada me sirve. Todo me turba, todo me espanta. La impotencia, la rabia, la culpa, la frustración me invaden. Como abriéndose camino en la oscuridad, una sensación poderosa surge de mis entrañas: la Esperanza de que mi niño despierte y busque mi pezón. Esos segundos en los que con su limitada fuerza engancha instintivamente la teta y mama apenas 3 ó 4 veces, son un auténtico regalo del Cielo. Hasta que la hazaña se repite, con mi nuevo acompañante, el Sacaleches, hago una lactancia diferente: empeño, paciencia, perseverancia, esmero y bonitas visualizaciones para energetizar la leche y el cuerpecito de mi pequeño y todas sus funciones. ¡Qué distinto fue con Nicolás!: nació, cogió la teta y hasta hace algunos meses no la soltó. Bueno, para alguna interferencia que surgió, las Madres de la Leche con su saber, su experiencia, su falta de prejuicios, su dedicación y su delicadeza me dieron el apoyo y la confianza que necesité. Y ahora están ahí, desde antes de nacer Albar. ¿Cómo puedo agradecer tanto? Poco a poco vamos ganando peso y consiguiendo pequeñas metas: más leche por boca, menos por sonda, menos pitidos del monitor, paso de la incubadora a la cunita En este camino extenuante, cuando del personal sanitario me llega un comentario simpático a favor de la teta, en ese momento, esa persona, es mi mejor amiga. ¡Cuánto tiempo con el corazón roto!: de día por no estar con Nicolás, de noche por no tener a Albar. El resto de mi cuerpo va sanando sus heridas, mis mamas van adquiriendo turgencia. “Mi talismán es mi Esencia” Y entre el maremágnum de vivencias y sentimientos, el gran deseo familiar: llegar a casa, dormir los cuatro juntos… y Querernos. Nicolás ya ha prestado generosamente la leche de “sus tetas” a su hermanito chiquitín. Pronto, se las brindará íntegramente, o al menos una de ellas, o quizás las compartan. Paco, el “papá de los papases”: mi amparo, mi sustento, mi protección, mi amor. Gracias, gracias, gracias y más gracias.

martes, 5 de junio de 2012

51º Relato: Animo a la Lactancia Prolongada

Tengo dos hijas, la mayor que ahora tiene 13 años, tomó pecho sin ningún problema hasta los 2,5 años aproximadamente que lo quiso dejar ella voluntariamente. Lo de aproximadamente es porque lo dejaba algún día, luego ante cualquier dificultad se re-enganchaba... fue un destete progresivo. A mí me dio mucha penita dejarlo. Ella lo decidió. Mi hija pequeña, que tiene casi 8 años, sigue enganchándose al pecho. NO tengo leche desde los 4 años y algún mes, pero nunca lo ha dejado. Le encanta ese ratito suyo a solas conmigo. Que quiere "mititos" como decía de más pequeña, pues se agarraba a su teta, que tiene miedo por la noche, pues también, que no se puede dormir, pues es cuestión de segundos, se relaja de tal forma que cae como si le hubiera inyectado un valium, que yo volvía tarde del trabajo y ella se despertaba una hora antes de la máxima que yo podía dormir, un momento de teta y me dejaba dormir esa hora necesaria. ¿Comodidad? pues sí, en un viaje largo, esperando mucho rato a una cola para hacer gestiones... Es independiente a tope, pero su teta es sagrada. No tiene de momento intención de dejar su teta. Tuvo una larga temporada que sólo quería en la intimidad, pero ahora le gusta que la vean, está segura de que lo que hace no es malo, las dos estamos de acuerdo... En el cole hace difusión de lo buena que es la lactancia materna, y he tenido que ir a explicárselo a los profes en más de una ocasión. Lo niños vienen todos chulitos diciéndome ¿a que no es verdad? y cuando les digo que si... se quedan callados y boquiabiertos. Pero reflexionan y seguro que se lo van diciendo a sus madres. La pregunta más habitual ¿Hasta cuándo? Pues como a mí no me importa... otra vez, hasta que ella lo decida. Es igual de placentero que unas caricias, y mi hija NO TIENE NINGUNA TARA ni está enganchada a mí. Todo lo contrario, es una niña muy segura e independiente para su edad, incluso más que su hermana, pero sabe que me tiene, (siempre que se pueda) a su disposición. No hacemos daño a nadie, ya cambiará. Todo son etapas!! Animo a quien tenga dudas si lo está haciendo mal. Si el niño quiere y la madre no tiene inconveniente... ¿por qué dejarlo? Bastante tiempo estamos separados por el cole, trabajo... Sí que he dudado a veces si necesitaría consultarlo con algún psicólogo, pero no creo que tengamos ningún problema. Estáis de acuerdo conmigo?

viernes, 1 de junio de 2012

50º Relato: Lactancia a prueba

Hola, me gustaría contar mi historia de lactancia, desde un primer momento pensé y me concentré en que así fuese.. daría a mi bebito exclusiva lactancia materna. Trabajo en el área de la salud (instrumentista quirúrgica), no tenía grandes conocimientos del tema, sin embargo, comencé a leer como loca al respecto. Si bien es cierto mi hijo nació por cesárea, me habría gustado parto normal, de hecho me prepare con yoga prenatal, pero nunca él se acomodo... Sentí mucha pena al no poder concretar esta idea, más aún, me empeñe el doble en el apego temprano para incentivar el tema de la lactancia y así fue, pues a su nacimiento lo pusieron directo a mi pecho, donde claro, no salía nada, pero él con su boquita tuvo el primer contacto con la que sería su "tetita" por mucho tiempo.... Así pasaron los días y él tomaba sin reparo alguno, pero un mal día cuando Joaco tenía unos 20 días, se me produjo una irritación tremenda en ambos senos y pensé : "esto ha de ser una prueba, si la pasamos Joaco tomará su tetita por mucho tiempo" y le daba con un calcetín en la mano o un paño para apretar, ya que el dolor que sentía era tremendo. Esto duró tres días y es bastante común que suceda, pero hasta los días de hoy sigo pensando que es una prueba y que solo el amor y la convicción de la madre te harán superarla. Hoy mi bebito tiene ya 5 meses y 13 días, es un bebé muy sano y grande. Ahora estoy un poco triste ya que en dos días comienzo a trabajar, pero estoy preparando una cajita con sacaleches para llevar al trabajo y tengo varios biberones en la nevera para que papá le dé en mi ausencia. Esta es nuestra linda historia, un abrazo!!

domingo, 27 de mayo de 2012

49º Relato: Con Hipotiroidismo y Diabetes


Bueno os voy a contar como fue mi comienzo de lactancia...
Me presento, soy Sara, diabética e hipotiroidea, ante, todo dar las gracias a mis tíos, si no fuera por ellos no creo que siguiera dando el pecho a mi pequeña (llevamos 10 meses y los que nos quedan). 
Dicen que a las diabéticas les cuesta tener la "subida" de leche, en mi caso fue todo lo contrario. Me da rabia que en el hospital no te asesoren ni ayuden a dar el pecho, vuelvo a repetir que si no están mis tíos... 
Bueno el mismo día que me dieron el alta, me dio una mega subida de leche y yo no sabía que me pasaba, tenía los pechos muy duros y a medida que pasaba el tiempo iba a peor. 
Cuando llegamos a casa, me puse a mi pequeña al pecho, tenía hambre, pero no podía comer. Se quedó dormida de agotamiento y nos fuimos a la parcela a pasar el fin de semana. 
Intenté dar de comer a mi pequeña y ella lo intentaba pero no podía, entonces llamé a mis tíos y les conté lo que pasaba, vinieron a verme y el problema era que tenía tal subida que mi pequeña no podía comer porque la areola estaba tan tensa que no podía engancharse. 
Inmediatamente se bajaron mi tío y mi suegra a la farmacia a por un sacaleches, porque intentamos sacar mediante ordeño pero fue imposible. 
Mientras me traían el sacaleches, mi tía me ponía paños calientes en los pechos (alivian bastante). Me daba mucho miedo que mi pequeña se acostumbrara a los biberones, sólo tenía tres días de vida, pero claro, tenía que comer, llevaba más de 7 horas sin comer. 
Estuve un día y medio sacándome leche hasta que conseguí vaciar los dos pechos bien y pude poner a mi pequeña a la teta. Lo pasé fatal pero merece la pena. 
Después de esa malísima experiencia, hubo otra que de no ser por mi cabezonería ,nos podría haber costado la lactancia.... Os cuento, a mi pequeña le costaba mucho dormirse sola, pero al ser madre primeriza esas cosas no las sabes, yo estaba encabezonada con que mi pequeña lloraba de hambre (y era de sueño)...
Estando un día unos amigos en casa, la nena se puso a llorar e inmediatamente la puse a la teta y no se enganchaba porque lo que quería era dormir, pero todos pensábamos que tenía hambre... La solución para la gente era darle un bibe y no quise (menos mal). Por la noche, llamé a mi tío y me dijo que me relajara, que me tumbara en la cama con mi pequeña entre los pechos que ella se pondría a comer... al rato se puso a comer y se durmió. 
En ese momento nos dimos cuenta que lo que la pasaba era que no se sabía dormir sola, había que acunarla en brazos. Después de eso, la dormía en brazos y a la teta (me usa de chupete). 
Por último, decir que la lactancia es algo hermoso, único, creas un vínculo muy especial, pero es muy complicada y más aún cuando la gente de tu alrededor te lo pone difícil ya que a mí me han llegado a decir que es más cómodo sacarse la leche y dar el bibe que darle el pecho directamente... Tiene tela!!!!

miércoles, 16 de mayo de 2012

48º Relato: Querer es Poder

Desde siempre he sabido que si tenía un hijo le iba a dar de mamar, me parecía lo más natural y pensaba, que al volver a trabajar a los 4 meses le quitaría la teta, ya que imaginaba imposible al estar tanto tiempo fuera de casa continuar con la lactancia. El 18 de abril de 2011 nació Aarón, fue el día más feliz de mi vida, cuando me lo pusieron encima y vi su carita no pude evitar las lágrimas. Enseguida nos subieron juntos a la habitación y le ofrecí el pecho. No tardó ni 1 minuto en cogerse, es increible como actúa el instinto. Nos fuimos a casa y todo marchaba bien, hasta que al 5º día tuvimos que ingresar a nuestro bebé por ictericia. En el hospital me ofrecieron la posibilidad de darle el pecho durante el día y sacarme leche para que ellos le dieran biberones por la noche. Eran de mi leche, pero insistí y logré convencerlos de que me dejaran darle yo misma de madrugada. Nos alquilamos el papá y yo una habitación en el mismo hospital y conseguí continuar con la lactancia sin que intervinieran tetinas de por medio. Prueba superada!! Después llegaron más... una mastitis muy dolorosa y al tercer mes el reflujo de Aarón que estuvo un tiempo sin dejarle comer a gusto. Y llegó inevitablemente el horrible día de volver al trabajo, pero GRACIAS a la ayuda de varias mujeres maravillosas y consultoras de lactancia, empecé a informarme y me dí cuenta de que "querer es poder". Comencé a sacarme leche en el despacho a la hora del almuerzo y continué dándole pecho a mi peque. Hasta hoy, que tiene casi 13 meses y seguimos con la teta a demanda, haciéndonos felices el uno al otro y disfrutando a tope de nuestro maravilloso vínculo, con risas, juegos y mucho, mucho amor.

lunes, 14 de mayo de 2012

47º Relato: Si se quiere, se puede


Desde antes de quedarme embarazada había soñado con tener un embarazo lo menos medicalizado posible y un lactancia exitosa. Ya embarazada visitaba páginas web y leía libros sobre el tema. Amigos y familiares me advertían de que no idealizara mi parto, pero yo pensaba ¿por qué no? Si otras mujeres podían tenerlo ¿porqué yo no? ¿tan complicado es, si es la cosa más natural del mundo? Bueno, pues si que se complicó, primero comencé con una diabetes gestacional (hereditaria), luego detectaron un pequeño problemilla en el cordón umbilical y que la niña no cogía suficiente peso, me mandaron reposo. Casi al final del embarazo la niña ya había cogido algo de peso pero un día, en la semana 38 de gestación, tras hacerme un registro, me hicieron una ecografía y ahí volvieron a confirmar el bajo peso de la niña y el problema en el cordón umbilical, en ese mismo momento y después de ver que tenía algunas contracciones, decidieron provocarme el parto. Me salto toda esta parte que yo recuerdo con mucha tristeza y dolor, que muchas ya conocemos y llegamos al momento del parto que finalizó en cesárea urgente. Siempre le comenté a mi marido (que me acompañó todo lo que pudo o le dejaron) que si acababa en cesárea que intentara que no me separasen de mi niña más de 2 horas. 
Por fin vi a Lucía con lágrimas en los ojos y medio drogada, le di un besito le dije que la quería mucho y se la llevaron. No volví a verla pasadas ya 6 horas. Cuando por fin llega a mi habitación, me comunican que le están dando biberones porque se le bajó el azúcar. No sólo tuve un parto horroroso sino que se me fastidia la lactancia, no me lo podía creer. Pensé para mí misma: a ver Lidia, le dieron biberones y qué, tú enchúfale la teta a ver que hace. Pues eso hice y qué pasó, pues lo que suele pasar en estos casos, no cogía la teta. Después de esto comenzó mi "Plan de Urgencia" en el que incluyo, pezoneras, biberones de ayuda, sacaleches, posturas, libros y un etcétera de recursos para conseguir darle tetita a Lucía. Después de 2 meses utilizando mi "Plan de Urgencia" conseguí darle lactancia materna exclusiva a mi bebé y los ingredientes que hicieron esto posible fueron: perseverancia, constancia, teta y más teta a demanda, quitar pezoneras, quitar biberones muy poco a poco, Carlos González, seguir tu instinto, mucho amor, apoyo familiar, muchas ganas y no rendirse nunca. Que conste que durante todo este proceso, lloré mucho, y estuve a punto de rendirme muchísimas veces. 
Hoy en día Lucía tiene 8 meses, yo trabajo con turnos muy variados y ella toma teta por la mañana muy temprano y en la cena, a veces también en el almuerzo. Está hecha una experta, ella misma cambia de teta cuando se termina la primera. Dar el pecho es un momento muy esperado para las dos en el día a día. Estoy muy orgullosa de Lucía y de mi misma por haber logrado la mayor parte de mi sueño. Gracias a todos los que me apoyaron, sobre todo a mi marido y a mi madre que han estado conmigo en todo momento.

Gracias a ustedes también por esta labor en pro de la lactancia materna y para que las mamás puedan compartir sus historias.

sábado, 12 de mayo de 2012

46º Relato: Tras cesárea programada...

Mientras estaba embarazada, no me preocupé mucho de buscar información sobre la lactancia, pues yo pensaba que todo era teta - niño y que no podría haber ningún problema de posición. Además, por otro lado tampoco es que estuviera muy convencida de poder darle el pecho mucho tiempo, pues yo creía que como tenía poco pecho (de tamaño me refiero), pues no tendría mucha leche, añadiendo que mi madre nos dió el pecho sólo la cuarentena tanto a mi hermano como a mí. Lo que si sabía es que el pecho se daba a demanda y eso sí lo entendía bien, a demanda es a demanda, no hay reloj, ya pensaba yo que mi abuela no andaba mirando el reloj, así que por lo menos lo de las tres horas tenía claro que era una tontería… con eso, ya me creía que estaba más que lista para darle el pecho a mi hijo el poco tiempo que pensaba que le podría dar. Pues bien, mi hijo vino al mundo un martes por cesárea programada porque venía de culo y no tenía mucho espacio para poder darse la vuelta, y aunque él no se dió la vuelta sí vino a dar la vuelta a todo lo que yo pensaba sobre lactancia y crianza, vamos que puso mis ideas patas arriba. Como ya he dicho, nació por cesárea programada, con lo cual ni se pusieron en juego todas las hormonas necesarias para que naciera, ni me lo pusieron al pecho nada más nacer, pues yo estuve sin él 5 horas en la sala de reanimación, tras su nacimiento y con esto ya empieza mi odisea con la lactancia. Cuando me subieron a planta mi marido me puso al niño encima de mí y empezamos a intentar que se cogiera al pecho; primer problema: pezones planos, ya empezaron a intentar sacármelos con una jeringa; segundo problema: si alguna vez se enganchaba yo me encogía de dolor, porque me daban los entuertos y me dolía la herida, así que el comienzo no fue precisamente un camino de rosas. Mi hijo es muy tranquilo desde su nacimiento y llora muy poco también y la verdad es que aunque me lo ponía al pecho, no era porque el llorara, porque no lo hacía, él sólo dormía. Esa noche empezó a llorar de hambre y como no se enganchaba bien, le dieron un poco de biberon. Al día siguiente seguimos con lo mismo del día anterior, y el jueves un poco más de lo mismo, con la diferencia de que me subió la leche y entonces se me pusieron las tetas muy duras y ya sí que estaba difícil que mamara. Entonces me saqué la leche, pero la tenía que tirar porque el sacaleches era del hospital y no tenía recipientes donde pudiera guardar la leche. Así que ya llevaba dos día mi niño sin comer bien, porque tampoco es que comiera mucho biberón, se pasaba casi todo el día con un sorbo de leche, así que me dijeron que como el niño estaba muy tranquilo, quería hacerle unas pruebas para ver que todo era normal y que no le pasaba nada. Ahí ya me asusté del todo y cuando el pediatra me dijo que lo que tenía era un niño tranquilo y poco llorón, la que empezó a llorar desconsoladamente fui yo, pero de alivio, porque ya me había puesto en lo peor. Lo que sí me dijo es que si él no pedía debía darle cada tres horas, por lo menos por el día, porque si no podíamos entrar en un círculo, si el niño no come, no tiene fuerzas y entonces no puede ni llorar, ni mamar y estaría cada vez más débil, así que desde entonces yo cada tres horas lo ponía al pecho y si no quería cogerse, pues un poco de leche con una jeringuilla. Así llegamos al sábado que es cuando me dieron el alta, y como mi marido ya me había comprado un sacaleches, ahora lo que hacía era intentar darle el pecho cada tres horas, y si no se enganchaba darle de mi leche en la jeringuilla, así descubrí que por lo menos le gustaba mi leche y lo que no sabía era cogerse al pecho. Esto me supuso otro llanto, pues yo pensaba que no le gustaba. A partir de entonces empecé a preocuparme por buscar información y descubrí que debía de ponérmelo piel con piel y en una habitación tranquila y a oscuras.. así lo hice y al segundo día de hacerlo, empezó a engancharse que ya no ha parado en sus doce meses. Después vinieron algunos problemillas más, pero esos se resolvieron con el libro que me dio a conocer al gran Carlos González, "Un regalo para toda la vida". Es un libro que recomiendo a toda mujer que quiera dar el pecho, para que se le quiten todas las posibles dudas. Muchas gracias por la lectura y ánimo a todas las madres, porque sé que todas hacemos lo que creemos mejor para nuestros hijos.

martes, 8 de mayo de 2012

45º Relato: Paz

La llegada al hospital fue urgente. Acababa de empezar la semana 37 y tenia la tensión muy alta, así que la matrona me aconsejó ir al hospital. Estando en cama, unas horas antes de tener a mi pequeña, una enfermera me preguntó si quería darle pecho, le dije que si, y ella me explicó que al ser madre diabética la tendrían que subir a neonatos y que yo tendría que subir después del parto a amamantarla. Con el parto todo se complicó, la tensión bajo de golpe y subió súbitamente, el azúcar también se me mareó un poco... mi niña nació a la 7 de la tarde por cesárea y yo salí de reanimación pasada la medianoche, con mucho malestar porque solo le había podido dar un beso fugaz, y no la había tenido en brazos, ni le había dado el pecho, pensando en ella pasé la noche. A la mañana siguiente, sobre las 8 de la mañana pedí subir a verla y probar suerte por si se cogía aun a mamar, la enfermera me dijo que posiblemente le costaría porque ya había tomado varios biberones, me quitaron la sonda, los goteros y como pude me levanté. El encuentro fue muy emotivo, por un lado el dolor intenso de los 14 puntos de la cesárea y por otro la alegría de ver su linda carita. Los tres días siguientes los pase subiendo a darle pecho cada tres horas entre dolores, frustaciones y alegrías. Intentaba sacarme leche pero no podía, la cambiaba de posición en cada toma pero mi chiquitina no se acababa de coger... El tercer día me la bajaron a la habitación y en la toma de las 9 de la noche le dije a mi madre que no me sentía bien, en lugar de levantarme yo me la pusiera a ella en la cama, y fue mágico, el verdadero encuentro, una junto a la otra, medio desnudas las dos pasamos la noche, mirándonos, cantándole, acariciando su pequeña carita, a ratos durmiendo, a ratos tomando pecho. Desde ese dia han pasado muchas cosas, muchas personas y muchos comentarios, algunos de ellos desagradables, “tu leche no debe ser buena” “la niña necesita ya comer” pero el peor de todos el de la primera pediatra que la atendió en el centro de salud, a las dos semana de vida, me dijo que no ganaba peso y que tenia que quitarle el pecho y darle biberon, salí llorando, derrotada, sin entender que estaba haciendo mal, pero mis padres dieron con una solución muy fácil, cambiar de pediatra. Han pasado casi dos años y seguimos teniendo nuestros momentos íntimos de lactancia, es en esos momentos donde madre e hija nos encontramos, nos queremos y lo mas importante: nos entendemos.

lunes, 7 de mayo de 2012

44º Relato: Por que dar el pecho es algo más…

Cuando estaba embarazada de unos 5 o 6 meses, fui por primera vez a la preparación al parto. Entonces conocí a la persona que me enseñó, me educó, me aconsejó, me animó e incluso puedo decir que me convenció para dar el pecho. Yo no llevaba nada pensado, ni me había planteado dar o no el pecho porque yo fui a las clases para que me enseñaran a cuidar de mi hija. Llevaba preguntas sobre como cogerla, como bañarla, que hacer para calmarla si lloraba y que hacer conmigo misma si no era capaz de cuidar de mi hija. Las primeras clases me resultaron algo cansinas. El pecho, el pecho, el pecho....Entonces yo hablaba con mi marido y le decía, "hay que ver tanto pecho, pero si luego todos crecen igual". Pero fueron pasando los días y las palabras de la matrona iban acompañadas de hechos, de razones, de experiencias vividas a lo largo de su carrera, pero sobre todo iban cargadas de amor. Y todo ese amor se lo podría yo dar a mi hija a través de su comida. Y es que dar el pecho no es sólo dar de comer, es una entrega de tu propio cuerpo, es cogerla en brazos, es sentir su respiración en el seno, es ser su primer juguete porque es nuestro pecho lo que primero cogen y sueltan, es dar amor piel con piel, es protegerla, es dedicar tiempo exclusivo a ella y como dice mi matrona es vacunarla cada día un poquito. Dar el pecho es un regalo para toda la vida que nos hacemos mutuamente, es decir, yo a mi hija y mi hija a mi por llenarme de un amor tan grande, único y especial. Mi hija mayor tiene 29 meses y sigue mamando una o dos veces al día y mi hija pequeña tiene 6 meses y está con lactancia materna exclusiva. Muchos me recomendaron que quitase el pecho a mi hija mayor, pero aunque al principio la costó un poquito entender que la hermanita lo necesitaba más que ella, ahora es ella quien me dice cuando tiene que comer su hermanita. Hoy por hoy me río de mi misma cuando pienso en los miedos que tenía cuando fui a las clases de preparación al parto. Toda madre es capaz de cuidar de su bebe, porque toda madre tiene pecho, amor, paciencia y muchos otros recursos que nos ofrecen las farmacias. Nada es fácil, pero tenemos que luchar por lo que creemos y sentimos. Mi matrona también nos decía que cada madre que no da el pecho es como si cada una de ellas tirase una farmacia a la basura y eso me llegó al alma. Yo sé que hay madres que por mil circunstancias no pueden dar pecho y se sienten fatal sólo de pensar que no pueden alimentar a sus hijos. Pero existe otra forma de verlo, le doy de comer con los recursos que me ofrecen pero puedo poner a mi hijo en mi pecho para que me sienta y para yo sentirle, puedo poner a mi hijo al pecho para que se tranquilice y yo estar más tranquila. El pecho es algo más... Para terminar quiero dar las gracias públicamente a mi matrona Mª Angeles del centro de salud de Camarena, por su profesionalidad, por su entrega, por su personalidad arrolladora, por su preocupación por los bebes y sobre todo por el estado emocional de las mamas. Es una suerte haberla conocido. También quiero dar las gracias a mi marido que en todo momento me ha ayudado y a confiado en mi, incluso en los momentos en los que ni yo misma lo hacía. Y a los dos soles que me iluminan cada día por mucho que llueva, Cayetana y Jimena.

domingo, 6 de mayo de 2012

43º Relato: A pesar de la Hipotonía

El comienzo de la lactancia de Jaime no fue fácil. Aunque fue un parto natural y maravilloso en casa y estuvo sobre mí desde el comienzo no tenía mucho interés ni fuerza suficiente. Al nacer supimos que tenía síndrome de Down. Tuvimos la enorme suerte de que María, una de las matronas que atendió el parto, tenía un hijo con la misma condición ya mayorcito y que ella había colaborado en los hospitales para el primer contacto de padres en esta circunstancia. Así que nos dijo que iba a tener más interés en dormir que en comer, que tendríamos que achucharle mucho para que comiera y además su falta de tono muscular congénita le haría más difícil la succión, pero que insistiéramos que era posible. Tras dos días de su nacimiento, fuimos al hospital Puerta de Hierro para que le hicieran la tanda de pruebas de rigor para estos casos. No fue sorpresa cuando además nos dijeron que estaba deshidratado porque por mucho que le achuchábamos para comer, él no tenía gran interés. De hecho ese mismo día en un ataque de desesperación, habíamos comprado un bote de leche artificial para alérgicos… no llegamos a abrirlo y lo devolvimos. Esa primera noche que él pasó en el hospital lejos de mí, me subió la leche así que de camino a casa compramos un sacaleches. La semana siguiente la pasó en el hospital, con la suerte de que pudimos permanecer con él todo el tiempo. Como es un hospital IHAN, yo me sacaba la leche en cada toma y las enfermeras de neonatos nos enseñaron a dar de comer al pequeño Jaime con una jeringa y un dedito imitando el pezón para que pudiéramos disfrutar de lactancia materna. Y así le alimentaban ellas por la noche. Igualmente le ponía en mi pecho e íbamos viendo cómo iba, pero lo cierto es que al comienzo, ni siquiera tenía interés en comer lo mínimo para su peso. Al final de la semana, había ganado peso y fuerza y probamos con una pezonera, lo que le facilitaba el trabajo a su boquita y así salimos del hospital dando teta!! No me importaba mucho que fuera con ayuda, pensaba que en algún momento podríamos quitarla. Y así fue, al cabo de un mes fui a pasar el día con mis padres y ¡olvidé la pezonera en casa! Compramos otra pero no se adaptaba bien al pezón y Jaime me demostró que ya era un tío fuerte y se enganchó él solito. Y menos mal porque con el tiempo y debido a la hipersensibilidad de su boca, no tolera en la boca nada de plástico, y aunque alguna vez le di bibe con mi leche, rápidamente empezó a rechazarlo. Recuerdo que durante los primeros meses tuve un par de episodios de “alarma” pensado que se me estaba retirando la leche… recuerdo estar a las 12 de la noche en el ordenador consultando porqué se me retiraba la leche, cómo evitarlo… Ahora me hace gracia pero entonces la idea de dejar de disfrutar de esos momentos, que por la hipotonía, en ocasiones eran tomas maratonianas, me daba una enorme tristeza. Ahora mi hijo tiene 18 meses, estamos esperando a su hermanita y hace un par de meses más o menos me quedé sin leche (esta vez sí). No sé si fue el stress, si ha sido el embarazo pero la verdad es que echo mucho de menos ese contacto con mi pequeño. Recuerdo de una manera especial cuando alguna vez nos hemos bañado juntos y al salir del baño los dos desnudo,s sin darme cuenta atrapaba mi pezón. Y esos sonidos de satisfacción del comienzo cuando era todo su alimento… es lo más bonito que he hecho en mi vida, lo tengo claro. Por suerte lo podré repetir en unos meses!!

jueves, 3 de mayo de 2012

42º Relato: Lactancia Deseada

Desde que me quedé embarazada, tuve claro que iba a dar el pecho. Soy enfermera, he trabajado toda mi vida en UCI neonatos y sé lo que significa la lactancia materna. Mi embarazo no fue cómo me imaginaba ya que tuve una Diabetes Gestacional tratada con insulina, pero el parto fue sensacional. Yo sí me puse la epidural pero en todo momento pude sentir las contracciones, mover las piernas y participar en mi parto. Tuve suerte ya que la anestesista me puso la dosis correcta para no tener dolor pero sí sentir...... Soy madre primeriza, mi parto duró poco y en 4 empujones, Yago estaba junto a mí. No se separó en ningún momento y pude enganchármelo al pecho nada más nacer. Quisieron llevárselo durante las primeras 24 h para controlarle el azúcar pero les ofrecí el que lo hiciesen en la habitación y evitar así que nos separasen. Las primeras noches fueron duras, se enganchaba cada hora y comencé a notar los efectos de ello (pezones irritados, ingurgitación,....). Aún así, nunca desistí y conseguí evitar una posible mastitis masajeándome el pecho y con agua caliente y fría. Posteriormente me di cuenta que parte del dolor de pecho era debido a que no se enganchaba bien. Mi gran error fue el usar de vez en cuando una pezonera ya que se acostumbró a ello y, claro, la estimulación ni el contacto es el mismo. Pero la pezonera hacía su función ya que me salía tal cantidad de leche que Yago se atragantaba y era incapaz de tragar tanta. Me costó deshacerme de la pezonera pero lo conseguí. Mi hijo tiene actualmente 6 meses y medio y continúo disfrutando dándole el pecho. Actualmente estoy trabajando y voy con el sacaleches y el termo todos los días al trabajo. Así, si necesitan darle algún biberón en la guardería, será de mi leche. He tenido la suerte de encontrar una guardería donde conocen los métodos de conservación y administración de leche materna. De momento, pretendo continuar así aunque también reconozco que es duro y que tengo la suerte de poder extraerme la leche en mi trabajo de forma tranquila, pero sé que no es fácil. Mucha gente te mira como un bicho raro por dar el pecho cuando el niño ya inicia la alimentación complementaria, cuando tienes algún problema de inicio con el pecho te suelen animar para que le des un biberón, si no coge peso suficiente, te aconsejan que hagas una lactancia mixta.....El dar el pecho a Yago ha sido un camino que he recorrido prácticamente sola, con poco apoyo, exceptuando a mi marido y mi gran amiga Paloma a quien se lo agradeceré infinitamente. Cuando voy a recogerle a la guardería y llegamos a casa, lo primero que hace es intentar levantarme la camisa para darle el pecho. Ese gesto es lo que me hace feliz todos los días, que busque la teta de su mamá, que me mire y me sonría mientras mama. Así seguiremos Yago y yo, hasta que dure.......................................................esperemos que por mucho tiempo

martes, 24 de abril de 2012

41º Relato: Confiar

Desde antes de quedarme embarazada ya había muchas cosas que oía y me chirriaban, tanto sobre el parto como sobre la lactancia… como era posible que todas las mujeres que conocía tuvieran algún problema físico que las impidiera parir normalmente y mas tarde lactar??? La que no era estrecha, no dilataba y la que que no, se lo inducían porque tardaba demasiado, etc.… en fin, que no comprendía como un proceso natural podía ser tan complicado y comencé a investigar y del parto pase a la lactancia, ahí tres cuartas de lo mismo, tengo 33 años y no había visto nunca a ninguna conocida dar el pecho, todas tenían algún pero, unas no tenían leche, a otras no les subía, a otras se les iba… pffffff algo fallaba. Y así descubrí que lo que tenía que hacer era confiar en mí y no plantearme nada, la humanidad ha sobrevivido así millones de años y ya esta, encontré como muchas compis “Un regalo para toda la vida” donde este gran pediatra explica de forma muy sencilla el hecho de lactar. Y de esta manera llego el día que nació mi hija. Maravillosa, con 4,100 kl (ya me habían dicho que tendría problemas por lo grande que era… jjajaja) en un maravilloso parto natural, con su peros, pero mío y respetado, y allí la tenia a los pocos minutos de nacer olisqueando en busca del pezón. Se engancho fenomenal y todos los profesionales del centro, especialmente las matronas y enfermeras, me ayudaron en todo lo que necesite, tengo que aclarar que acudí al hospital de Fuenlabrada en Madrid que tiene certificación IHAN. Tuvimos una pequeña grieta que se soluciono con una corrección de postura y a los 15 días ya estaba todo rodando. Siempre ha mamado a demanda con tomas cortas y muy seguidas y nunca me he planteado si tomaba lo suficiente o no, crecía, mojaba sus pañales y estaba feliz, a los 6 meses empezó con la alimentación complementaria, yo a trabajar y seguimos igual pero sacándome una toma por la mañana en el trabajo que al día siguiente la daban en vasito, y toda la tarde y noche barra libre! Tengo que decir que me ha ayudado mucho el apoyo de mi marido, de las compañeras del grupo de lactancia y el que por ser yo bastante pasota, los comentarios me han resbalado siempre muchísimo, porque de vez en cuando hay que escuchar cada perlita… también ha sido clave el colecho, sin dormir los tres juntos no habría aguantado las temporadas de 6 y 7 tomas nocturnas. Y aquí seguimos, con 14 meses y los que nos quedan, espero! Porque el día que decida destetarse lo voy a sentir muchísimo, es algo maravilloso, un regalo para toda la vida. Gracias mi niña.