lunes, 1 de octubre de 2012

58º Relato: Hasta que ya no quieras más

Casi dos meses en el hospital, de reposo, esperando, deseando, intentando que aguantases en mi vientre lo máximo posible, y aún así llegaste antes de tiempo, con prisa, de 34 semanas y un parto exprés....Tan rápido que no te dejaron en mi pecho nada más nacer -prematuro, a incubadora-, tardé en volver a verte horas que se hicieron eternas...Me quitaron una parte de mí sin más explicaciones. Doy las gracias a una enfermera que me llevó a la sala de lactancia y me enseñó a usar el sacaleches. Gracias a él pude darte calostro, aunque fue con una sonda. Tu padre cuidó de ti, te acompañó hasta que no le dejaron hacerlo más, pendiente de tí, pendiente de mí, arriba y abajo en las plantas del hospital. Tus dos primeros días de vida los tengo un poco borrosos, no sé cómo llegué a verte, no sé cuándo fue la primera vez que te puse a mi pecho, pero sí recuerdo aquella hermosa sensación de darte lo mejor de mí. Sé que antes de mi pecho ya te habían dado leche artificial con una sonda y más tarde, incluso cuando te dábamos de comer cada tres horas (“dale primero el biberón, tiene que coger peso”). Estuviste allí nueve días y allí tomaste un montón de biberones, la mayoría de ellos de mi leche, pero al llegar a casa, teta, teta y nada más que teta. Tuvimos dificultades, dos mastitis, infecciones, la vuelta al trabajo, también mucha ayuda -tus tíos y abuelos, tu prima Carmela, amigos, las Madres de la Leche y más...-, pero aún hoy me parece casi milagroso que ya tengas casi 11 meses y hayamos llegado hasta aquí y sigamos. Y seguiremos hasta que ya no quieras más.