jueves, 1 de diciembre de 2011

39º Relato: Una lactancia agridulce

Para iniciar el relato de nuestra lactancia, debo empezar en el momento del parto… Después de tres horas de dulces contracciones y dos horas entre contracciones más fuertes y largos e intensos empujones, nació my dulce Arnau, con cara amoratada, grandes ojos azules y ese olor a cachorro, a parto, a mi pequeño, que todavía hoy si cierro los ojos soy capaz de oler.
Decidí parir a mi hijo en casa, por muchos motivos, pero sobre todo para empezar la lactancia con buen pie… sabía lo importante que era un buen nacimiento para un amamantamiento exitoso así que no hubo duda en el momento de decidir.
Con quince minutos de vida, mi pequeño empezaba a tomar calostro, había estado esperando ese momento… fue maravilloso.
Seguimos así los siguientes tres o cuatro días pegaditos piel con piel, mamando, pero mi pequeño jamás parecía saciarse, pensé: ¡esto no es lactancia a demanda, es lactancia continua! Pasábamos horas y horas al pecho, y nunca tenía suficiente… Me decía mi misma que debía tener paciencia, que la leche subiría en breve y que pronto quedaría más satisfecho y descansaría entre tomas etc.…
El quinto día empecé a desesperarme, ¡la leche no llegaba! El pequeño estrujaba mi pecho, se quejaba, lloraba, solo lloraba y lo peor, desde el meconio no había hecho más cacas, eso no tenía buena pinta… empecé a buscar ayuda, asesoras de lactancia que te atendían por teléfono, amigas lactantes que me daban apoyo, asesoras valorando el frenillo a través de fotos mandadas por internet… nadie me daba una respuesta… había quien decía que era normal, otros que podía ser el frenillo, yo me decía que había mujeres que no notaban la subida… entre tanta incertidumbre, decidí llamar a mi matrona y valorar de nuevo el peso del pequeño…
Que susto me llevé cuando vi el peso que había perdido… me caían las lagrimas sólo de pensar que mi pequeño había estado llorando de hambre todos estos días… en cuanto dejé de lamentarme empecé con el plan de ataque: estimulación del pecho con sacaleches, suplementos de leche de fórmula con un suplementador, todos los “potingues” y hierbas naturales que estimulaban la lactancia, acupuntura, homeopatía… vaya todas las peripecias habidas y por haber… quince días después el pequeño no había recuperado el peso del nacimiento y no mejoraba mucho la situación… No entendía que me estaba pasando, yo había seguido el ABC de la lactancia… ¿¿¿¿Por qué no me subía la leche???
Así que decidí visitarme con un famoso pediatra experto en lactancia, quien escuchó mis llantos y penas, exploró a mi pequeño con mucho cariño y finalmente valoró una hipogalactia (escasa producción de leche). No me lo podía creer, no podía pensar que esto me estuviera pasando a mí… yo que había convencido a tantas mujeres de que todas tenemos leche, que me reía cuando mi abuela me decía: ¡Ojalá tengas mucha leche!! No podía ser verdad… Para mí la lactancia materna era innegociable, tenía claro que quería amamantar si o si… el pediatra me dio algunas recomendaciones para seguir con la lactancia: mucha estimulación, posiciones más adecuadas y una medicación, no me prometió una lactancia materna exclusiva, pero si quizás una mixta hasta la introducción de “los sólidos”…
Estaba desecha, pero al menos ahora tenía un motivo, una explicación de lo que me estaba pasando, de alguna manera fue un alivio, un ápice de esperanza también con la medicación y como todas y todos sabéis, es importante vivir la lactancia de manera positiva.
Empecé con todas las indicaciones del pediatra, y algo mejoró. Empezó a salir más leche, pero no la suficiente como para saciar a mi niño… por las tardes cuando la producción menguaba, era frustrante ver al pequeño llorar y llorar, exprimiéndome el pecho, viendo que sólo se calmaba con la leche artificial…
Hacia el mes y medio todo seguía igual, yo estaba muy triste, veía a mi pequeño coger peso muy lentamente y que todo se estancaba… fue un punto de inflexión, estuve a punto de dejar la lactancia. Por suerte hubo quien me animó a no hacerlo… de hecho fueron tres personas: Mi madre quien me recordó que tenía un bebé precioso que se merecía que yo fuera feliz y disfrutara cuidándolo, que lo estaba haciendo muy bien y que estaba muy orgullosa de mi. Una amiga y madre lactante experta que me dijo que a darle lactancia artificial, siempre estaba a tiempo y que cada gota de leche que le daba era buena para mi bebé. Y mi matrona, amiga y compañera que me recordó que en la vida yo le podría dar a mi hijo todo lo que tenía, pero que no debía sentirme culpable por no darle lo que no podía.
Así pasaban los días, le daba la teta continuamente hasta que se enfadaba, entonces le daba leche con el suplementador (para mí era básico no perder el piel con piel de la teta) y cada día deseaba poder darle un poco menos de leche de fórmula pensando que tanta estimulación haría que yo produjera mas leche… pero no era así. Cada vez aumentaba menos de peso y tanto él como yo nos pasábamos el día tumbado en el sofá teteando, el peque lloraba desesperado si yo me despegaba para ir al baño y yo tenía un mal humor impresionante, porque no hacía nada más en todo el día…
Un día decidí que esto debía terminar, ¡no podíamos seguir así! Miré en el bote de leche la cantidad que le tocaba y decidí darle las 5 tomas al día, además de mi pecho, por supuesto…
Ese día fue el que realmente asumí que tenía una hipogalactia y que no podía hacer nada más, pero ese día empecé a disfrutar de mi bebé. Él reía, estaba contento, disfrutaba de mis besitos, abrazos… podíamos pasear tranquilos por la calle, mis amigos y familiares podían cogerlo en brazos sin que llorara…. ¡¡Vaya un cambio brutal!! Y a mí, me cambió el humor.
Ahora con cuatro meses, sigo dándole la teta, toda la que puedo… espero seguir así muchos meses más… pero no ha sido un camino fácil. Ahora escribo esto en modo terapéutico y también para que sirva de testimonio para otras mamás…
En este proceso me he encontrado con otras mamás que han tenido dificultades y en concreto encontré a una que tuvo el mismo problema. Ella me apoyó un montón, fue de gran ayuda… Con la hipogalactia, a diferencia de otras dificultades, es difícil diagnosticarla y resolverla…
Cuando iba a grupos de apoyo a la lactancia no me sentía comprendida: primero la mayoría de las veces no me creían, me decían que debía ser un problema de frenillo, de mala colocación o de falta de estimulación, esto a mí me ofendía muchísimo (yo lo estaba haciendo todo por mi bebé y esas mujeres dudaban de ello), luego me comparaban con otras mujeres que habían tomado la excusa de la falta de la leche para dejar la lactancia, cuando yo seguía peleando por mantenerla… y lo peor era que cuando finalmente me creían me daban por un caso perdido y me daban a entender que no podían hacer nada por mí, cuando yo lo único que necesitaba era comprensión y apoyo…
Espero pues que cuando alguna otra mujer pueda encontrarse con ello tenga más apoyo, que los grupos de lactancia tengan en cuenta que hay mujeres que pueden tener este problema y que puedan acompañarlas, aunque lo que más deseo, es que se estudie y se busque información sobre este problema porque prácticamente no hay estudios ni protocolos de actuación que sean concluyentes y puedan guiarnos como actuar. Voy a empezar por buscar los motivos que me han llevado a esto, tan a nivel físico como emocional e intentar buscar una solución, porque espero tener más hijos y poder darles una lactancia placentera para los dos.

1 comentario:

  1. Madre mía, qué lucha... enhorabuena por haber intentado todo para dar de mamar a tu bebé.

    Siento que te hayas sentido incomprendida precisamente por las que debieran haberte comprendido... la hipogalactia es tan rara que en cuanto alguien empieza a decir que tiene "poca leche", las que sabemos "un poco" del tema sacamos los prejuicios al viento y pensamos eso de "Ya, poca leche... ya será otra cosa".

    Como tú dices, debería ser algo más estudiado, pero supongo que es dificil identificarla y que no hay tantas madres como tú que pese a tenerla deciden no tirar la toalla y seguir para adelante.

    Ánimo con tus siguientes lactancias... al menos ya sabes lo que hay desde el principio y espero que podáis disfrutarlo muchísimo más.

    Saludos!!

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