martes, 11 de octubre de 2011

3er Relato: Lactancia y Trabajo

Aarón, la teta y yo. Historia de una mamá trabajadora.

Nuestra historia comenzó hace 19 meses…todo fluyó de una manera tan natural, Aarón se enganchó tan rápido a mi pecho tras nacer, que desde el principio la lactancia para nosotros ha sido una experiencia de la que ambos estamos disfrutando mucho.

Cuando yo estaba todavía embarazada, la gente me preguntaba: ¿vas a darle el pecho al niño?
- Claro - ¿por qué no?, pensaba yo siempre que me hacían esa pregunta.

Todavía no conocía el concepto de crianza con apego, ni las asociaciones y grupos de apoyo a la lactancia, ¡ni a Carlos González!, pero pensaba, supongo que por instinto o como quiera llamarse, que eso sería lo natural, que no tendría por qué haber ningún impedimento para que lo hiciese.

Afortunadamente, así fué. Aarón nació en un parto respetado estupendo e inmediatamente después le tenía mamando sobre mi pecho. Y digo afortunadamente, porque a raíz de entrar a formar parte de Besos y Brazos he conocido a otras mamás que no han tenido tanta suerte como nosotros y han sufrido mastitis, grietas y otros problemas que han hecho de la lactancia algo no tan sencillo como yo lo veía. Algunas consiguieron felizmente la relactancia, pero otras finalmente abandonaron, casi siempre por falta de apoyo e información.

También tuve que hacer oídos sordos muchas veces a los típicos comentarios y consejos de madres, suegras y vecinas varias, del tipo: “un biberón no le vendría mal, seguro que tiene hambre”, o “¿sólo pecho? ¿no le das nada más? A ver si no se está alimentando bien…”
Pero para ser justa, he de decir que en estos meses también he encontrado a otras personas que me felicitan por haber alimentado a mi hijo casi hasta los 7 meses exclusivamente con lactancia materna y por continuar a día de hoy con el pecho, y que incluso me confiesan que a ellas les hubiera gustado hacerlo pero no pudieron por tal o cual problema (casi siempre de nuevo, por falta de apoyo e información). Y por supuesto, a todas las mamás y papás que he conocido en el entorno de la asociación, y que apuestan por esta forma de criar a sus bebés.

La baja de maternidad se terminó, y a ella uní las vacaciones y tres meses de excedencia. Estuve en casa con Aarón hasta que cumplió los 9 meses. En ese momento, cuando yo tuve que reincorporarme al trabajo y él comenzar la guardería, surgieron las dudas: ¿cómo vamos a hacerlo a partir de ahora? ¿podremos continuar con la lactancia o tendremos que abandonar? Lo que sí tenía claro es que me gustaría intentarlo, así que, seguimos adelante.

Me compré un sacaleches pequeñito que me llevaba en el bolso a la oficina, y cambié mis 15 minutos del desayuno por un ratito en el baño a media mañana, cuando ya los pechos me molestaban debido a la presión de la leche. Al principio, me costó un poco cogerle el truco, pero tras unos días de práctica y gracias a los sabios consejos de otras mamás, fue mucho más fácil.
Después, cuando recogía a Aarón en la guardería, se pegaba a mí como una lapa y pasaba la tarde enganchado a la teta de mamá.
Aarón y yo dormimos juntos, así que por la noche tiene teta siempre que quiere. Y por la mañana, antes de levantarme para ir a trabajar, le daba un ratito el pecho. Además, la leche que me sacaba en la oficina, se la dejaba congelada a mi madre y todas las mañanas antes de llevarle a la guarde, ella se la daba para desayunar en un vaso.
También pedí en la guardería, que los días que Aarón tenía que ir más temprano porque la abuela no le podía llevar, no le dieran biberón ni leche de fórmula, y aunque al principio les resultó extraño, aceptaron que les llevara mi bolsita de leche ya descongelada.
Poco a poco la producción de leche se fue regulando, y cada vez necesitaba ir más tarde al baño para usar el sacaleches, hasta que un día dejó de hacerme falta. Ahora aguanto toda la mañana, no me molesta ya la presión y hace unos meses que guardé el aparato. También Aarón dejó de querer la leche en el vaso por las mañanas.


Mi experiencia con la lactancia hasta ahora está siendo absolutamente maravillosa.
Comenzó bien desde el principio y conseguí mantenerla a pesar de mi reincorporación al trabajo. Mi idea es continuar dándole el pecho a Aarón mientras sea placentero para ambos, y los dos lo disfrutemos. Me gustaría que cuando llegue el momento del destete, sea igual de natural que lo ha sido todo el proceso de esta lactancia prolongada desde el inicio.



A día de hoy, Aarón, con sus 19 meses recién cumplidos, sigue mamando a demanda por la tarde y por la noche. ¡Y los fines de semana en horario ininterrumpido!
Y yo soy la mamá más feliz del mundo cuando se acurruca en mis piernas y me dice “teta, tetita” con esa vocecilla tan dulce…

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