lunes, 24 de octubre de 2011

21º Relato: Xiao me pidió mamar

Cuando nuestra hija llegó a nosotros era un bebé que hubiera podido perfectamente aparentar poco más de 1 año, 18 meses a lo sumo, tanto por su tamaño como por su desarrollo psicomotriz. Pero tenía 2 años y medio. La adoptamos en China. Se expresaba con sonidos carentes de sentido, incluso en chino, y gestos.
Pocos días después de llegar con ella estuvimos pasando el día en casa de unos tíos míos (tengo muchísimos tíos y los maternos son más hermanos que tíos) y nos juntamos mucha gente. Entre otros estaba otra sobrina que acababa de ser madre, con su flamante bebé de 2 meses.
Mi hija sintió mucha curiosidad por el bebé desde el primer momento pero lo que le dejó absolutamente fascinada fue verle mamar. No me dejaba separarme de aquella madre dando de mamar a su hijo. Me pareció muy curioso y nos hizo a todos mucha gracia, pero ahí quedó la anécdota, o eso creía.
Por la noche, ya en casa, cuando la iba a acostar, empezó a gesticular y a quererme decir algo, muy nerviosa y muy agitada. Movía las manos de abajo arriba, como queriendo levantarme la ropa y hacía unos extraños ruidos con la boca y decía "ma ma ma ma ma". Por un instante me pasó por la mente que quería mamar y me levanté la camiseta y le ofrecí el pecho. Y cuál fue mi sorpresa cuando se aferró a mí y se puso a mamar con una paz que me dejó perpleja. QUERÍA MAMAR.
La verdad es que es un regalo que me hizo mi hija, una experiencia que no había ni soñado y que me gustó infinito. Desde ese día todas las noches me pedía "teta" y se pasaba un rato abrazada a mí, chupando, mirándome a los ojos y sintiéndonos.... también lo pedía cuando estaba muy nerviosa, o muy cansada, o simplemente me necesitaba. Como muchas veces, me sorprendió la capacidad de asimilar y relacionar lo que ve. Vio a un niño comer de su madre e inmediatamente se puso en su lugar y quiso lo mismo de la suya.
Aún hoy lo hace y tiene ya cinco años. Me pide teta, tira de la camiseta y se engancha. La tengo que controlar, porque muchas veces me lo hace en la calle, en el parque o en una terraza... y no está el mundo para semejante espectáculo... prefiero nuestra cálida intimidad.
Una de las cosas que me daba pena perderme era esa, dar de mamar a un hijo. Es una de esas imágenes que de alguna forma había idealizado y hubiera deseado. Había leído sobre lactancia en adopción, cuando los niños asignados son muy pequeños y después de un tratamiento por parte de la madre, pero me parecía muy complicado y muy forzado, amén de que nos asignaron una niña bastante mayor para eso.
Y mira por donde mi hija me lo regaló espontáneamente, de esa forma que tiene ella de hacer las cosas cuando las tiene claras, con una seguridad y una contundencia que te deja pasmado.
Y más de dos después de aquello seguimos disfrutando de esos minutos de relajo e intimidad que adoro y que nos unen de una manera muy especial.

3 comentarios:

  1. No puedes imaginar lo que me ha emocionado este relato... tu lactancia...
    Un abrazo enorme para ambas y mil enhorabuenas por sentiros la una a la otra de esa forma.
    Cada alma de niño no para de vagar hasta que encuentra a su madre...
    Llámame loca, pero es que veo sentido hasta su caótico lenguaje hasta que sabe realmente lo que quiere... ma ma ma...
    Dios, si es que hasta estoy llorando!! Gracias de verdad por este relato.

    CLC

    ResponderEliminar
  2. enhorabuena a la niña que supo que ella también podía (y tenía derecho a) y enhorabuena a la mamá que supo escucharla y hacerle caso!

    ResponderEliminar
  3. Pero qué bonito! para que luego digan que la lactancia es sólo alimentación!

    ResponderEliminar