lunes, 31 de octubre de 2011

27º Relato: Adiós Teta, Adiós

A veces cierro los ojos y recuerdo tu habitación, la luz tenue naranja iluminando a oscuras, la hamaca que nos mecía durante horas, la música de yoga y reiki que envolvía el ambiente, nuestro momento, nuestro templo. No puedo evitar llorar cada vez que recuerdo, cómo me mirabas con tus enormes ojos mientras enganchada a mi pecho te alimentabas, cuando volvíamos a ser un cuerpo, fundidas, con ese olor a vida. La mayoría de las veces me encantaba desnudarme para sentirte, siempre que podíamos y la temperatura lo permitía nos quedábamos desnudas piel con piel, como el día que naciste. A veces papá también venía con nosotras, y se sentaba en el suelo, en la penumbra mientras nos miraba o mientras teníamos conversaciones susurrantes sobre lo bella que eras.
Se me caen las lágrimas al recordarlo todo, al revivir las imágenes en mi cabeza y entonces me pregunto ¿Por qué no pude confiar más en mi? ¿Por qué no creí en mi instinto? ¿Cuándo fue que el miedo pudo más que mi amor?

La historia de mi lactancia, comienza en el minuto 0 de nacer, mi pequeña nació moradita con 2 vueltas de cordón al cuello y una al brazo, pero con mucha fuerza. Nada más nacer la dejaron en mi pecho y se enganchó. Qué sensación tan intensa. Desde ese mismo instante no dejé de ofrecerte el pecho a la más mínima. Concienzudamente meses antes había leído, absorbido libros y artículos de lactancia, había asistido a una charla y creía tenerlo todo bajo control. Sabía que nada de cada 3 horas, que era cuando ella quisiese, no siempre tiene que ser por alimentarla sino por darle calor, abrigo, amor, NADA pero NADA de suplementos, mi cuerpo está perfectamente preparado para “fabricar” la leche que necesitas. Y en esto último fallé.

Al mes y medio de nacer, mi pequeña empezó a vomitar, al tercer día, pensé que ya no era el simple reflujo que siempre había tenido sino que había algo más. Fuimos al hospital y tras unos análisis que no olvidaré jamás, detectan que mi pequeña tiene una alteración de transaminasas y piensan en hepatitis, aunque poco probable por los valores. La indicación que nos dan es irnos a casa y si continua regresar en un par de días. A los dos días allí estábamos como relojes, mi pequeña no dejaba de vomitar y perdía mucho peso. Nos ingresan y empiezan a hacer pruebas. Mi pediatra (prolactancia hay que decirlo) me indica que no la retire el pecho bajo ningún concepto por el momento. Estuvimos 8 días en el hospital, la hacen y deshacen mil cosas, barajan mil posibilidades y no dan con nada. Cuando deja de vomitar nos mandan a casa. Por el momento no parece estar relacionado con mi leche así que sigo como siempre.

A las 2 semanas mi hija vuelve a empezar con los vómitos, de nuevo pierde 500 gramos a la semana, el miedo empieza a instalarse en mi... ¿qué está pasando? De nuevo volvemos al hospital, las transaminasas siguen elevadas vuelven a empezar las pruebas y esta vez pregunto insistente si tiene algo que ver mi leche en todo esto. La pediatra lo duda por el intervalo de los vómitos. Si fuera mi leche vomitaría siempre y no cada 2-3 semanas durante una semana entera. Sin embargo esta vez sí que me dice que por el bajo peso de la niña quizá es conveniente que esta semana metamos suplemento de 30 ml en el hospital. La idea no me gusta pero ¿tengo otra opción? Decido sacarme la leche entre tomas y darle el suplemento de mi leche.

A la semana volvemos a salir del hospital, las pruebas no dan que haya nada grave, así que una vez cortados los vómitos nos volvemos a marchar, esta vez con la pauta de los 30 ml después para recuperar el peso. Pero esta vez sí que había un problema, había días en los que después de sus 30 ml mi niña lloraba sin parar y al ponerla al pecho de nuevo seguía llorando, no quería, no había más leche... Recuerdo la ansiedad, la frustración, ¿qué hago? ¿Le doy otra toma de 30ml? ¿La dejo llorando hasta que mi pecho tenga leche? Pero no puedo dejarla así, ¿y si sigue perdiendo peso? ¿Y si es mi culpa que no engorde? Mis pechos flácidos no daban más por el momento... recuerdo gritar a mi marido desesperada buscando ayuda, no sabiendo qué hacer. Y empecé con la leche de fórmula, intentaba sacarme toda la leche que podía pero había ocasiones en que si hacia eso luego ella no podía mamar porque no tenía suficiente y el suplemento cada vez aumentaba más y mas.

Se sucedieron dos ingresos más en los que siempre me decían que mi leche no tenía que ver, que simplemente podrían ser virus.


Cuando volví al trabajo, ya con 6 meses, la cantidad de leche materna que tomaba era mínima.
Un día cuando tenía 7 meses y medio volví de trabajar y como cada día volví entusiasmada con la idea de vivir “nuestro momento” que cada vez se había reducido a un tiempo inferior. Recuerdo intentarlo todo, recuerdo ponerla de un lado de otro, ponerme sobre ella en posición lobo, y recuerdo cómo ella giraba la cabeza negando mi pecho, cómo con sus manitas me apartaba. Recuerdo todo lo que lloré. Ella había decidido parar y yo intentaba obligarla por no sentir mi fracaso.


Hoy esta historia me ha hecho aprender. Quizá mi leche hubiera “salvado” a mi hija de tantos ingresos. Quizá si hubiera creído más en mis posibilidades, en mi cuerpo, hoy mi pequeña seguiría mamando como yo quería que ocurriese. Hoy ya no tengo la oportunidad con ella pero el día de mañana habrá otro bebe al que le daré la oportunidad de mamar hasta que él quiera y no hasta que pueda.

4 comentarios:

  1. Gracias por tu relato! Te invito a que trabajes tu parto en terapia de renacimiento. Puede que ayude. Deja la culpa y abrázate a ti misma. No hay bueno ni malo. Todo es como ha de ser.

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  2. Uf! que duro! pero realmente que ocurrió? nunca llegaron a encontrar nada? Vomitaba con tu leche pero no con la de fórmula? Nunca lo habia oido...
    Jo, espero que puedas perdonarte a ti misma, no tuviste la culpa, eso no lo pienses.
    Un abrazo.

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  3. Muchísimas gracias por vuestras palabras. Que bonito Mercedes, de veras me encantaría tener ese pensamiento, siempre he pensado que podría haberlo intentado más.

    Gracias Alba :) lo que pasó, no lo saben ni los médicos a los 5 meses o así dejó de vomitar sin más y empezó a ganar peso, su explicación...inmadurez del aparato digestivo y punto, pero ya se habían cargado mi lactancia...
    Un besazo enorme.

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  4. ya sabes lo que pienso de tí como mujer y como madre... simplemente pienso que no había otra opción, y si la había, nadie la encontramos...

    Besangarramacacos para mi trío de ases.

    CLC

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