martes, 8 de mayo de 2012

45º Relato: Paz

La llegada al hospital fue urgente. Acababa de empezar la semana 37 y tenia la tensión muy alta, así que la matrona me aconsejó ir al hospital. Estando en cama, unas horas antes de tener a mi pequeña, una enfermera me preguntó si quería darle pecho, le dije que si, y ella me explicó que al ser madre diabética la tendrían que subir a neonatos y que yo tendría que subir después del parto a amamantarla. Con el parto todo se complicó, la tensión bajo de golpe y subió súbitamente, el azúcar también se me mareó un poco... mi niña nació a la 7 de la tarde por cesárea y yo salí de reanimación pasada la medianoche, con mucho malestar porque solo le había podido dar un beso fugaz, y no la había tenido en brazos, ni le había dado el pecho, pensando en ella pasé la noche. A la mañana siguiente, sobre las 8 de la mañana pedí subir a verla y probar suerte por si se cogía aun a mamar, la enfermera me dijo que posiblemente le costaría porque ya había tomado varios biberones, me quitaron la sonda, los goteros y como pude me levanté. El encuentro fue muy emotivo, por un lado el dolor intenso de los 14 puntos de la cesárea y por otro la alegría de ver su linda carita. Los tres días siguientes los pase subiendo a darle pecho cada tres horas entre dolores, frustaciones y alegrías. Intentaba sacarme leche pero no podía, la cambiaba de posición en cada toma pero mi chiquitina no se acababa de coger... El tercer día me la bajaron a la habitación y en la toma de las 9 de la noche le dije a mi madre que no me sentía bien, en lugar de levantarme yo me la pusiera a ella en la cama, y fue mágico, el verdadero encuentro, una junto a la otra, medio desnudas las dos pasamos la noche, mirándonos, cantándole, acariciando su pequeña carita, a ratos durmiendo, a ratos tomando pecho. Desde ese dia han pasado muchas cosas, muchas personas y muchos comentarios, algunos de ellos desagradables, “tu leche no debe ser buena” “la niña necesita ya comer” pero el peor de todos el de la primera pediatra que la atendió en el centro de salud, a las dos semana de vida, me dijo que no ganaba peso y que tenia que quitarle el pecho y darle biberon, salí llorando, derrotada, sin entender que estaba haciendo mal, pero mis padres dieron con una solución muy fácil, cambiar de pediatra. Han pasado casi dos años y seguimos teniendo nuestros momentos íntimos de lactancia, es en esos momentos donde madre e hija nos encontramos, nos queremos y lo mas importante: nos entendemos.

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